jueves, 4 de octubre de 2018

LA FAMILIA BENTEVEO.


La narración que les comparto no trata de una familia de inmigrantes, la temática se refiere a una pareja de benteveos y a sus dos pichones en el pequeño jardín de mi casa localizada en un barrio de la periferia de la ciudad de Córdoba.

En una mañana soleada de Octubre, que había sucedido a una noche de una fuerte tormenta de lluvia y viento propio de las tormentas cordobesas, al abrir la puerta de ingreso me encontré con dos pequeñas aves que pugnaron por entrar a la casa. Aún no volaban, solo se desplazaban torpemente, me di cuenta que su presencia era efecto de la tormenta.
Las tomé cuidadosamente y las deposité en el tronco de un espinillo (acacia caven) a la espera que sus padres vinieran por ellos. Efectivamente, en pocos minutos sus progenitores estaban en las ramas superiores y a partir de ese momento pasé a ser espectador y testigo de un diálogo que no pude desentrañar. El tono empleado por los padres se asemejaba a un reto, o tal vez trataban de incentivarlos a volar, los pichones reaccionaron y vaya a saber a qué se referían sus voces, ¿estarían exponiendo su situación? ¿Estarían solicitando ayuda y/o alimento?
Aproveché a tomar unas cuantas imágenes y en unos minutos que me ausenté del ámbito de la escena, fueron suficientes para que al regresar no encontrara a los protagonistas de esta historia.


Comencé a interiorizarme por el hábitat de estas aves y conocí que son habitué a nidificar en un árbol ubicado en una casa de las inmediaciones. En otras oportunidades de sus visitas a mi jardín me permitieron fotografiarlos.

Dos meses después, en una mañana de Diciembre, me sorprendió escuchar un bullicioso trinar, y he aquí que se repetía la historia que encabeza esta Pinceladita. 

En esta oportunidad no se trataba de una tormenta, sino que el responsable de este alboroto era Chocolate, un gato de mis vecinos que hostigaba, presionaba, a uno de los dos pichones de una nueva camada. 
Solo pretendía jugar, no obstante se lo saqué de sus fauces y acto seguido hice algunas fotos. 
Uno de los pichones ya practicaba sus primeros vuelos y otro mostraba huellas del maltrato propinado por el gato.

Los Benteveos adultos demostraron que son excelentes padres. Defienden a sus crías enfrentando a sus oponentes, ya sean humanos, animales o condiciones climáticas.

A continuación información sobre dicha ave, tomada principalmente del libro “Aves de la Reserva Natural Vaquerías”, Córdoba – Argentina, publicado por la Editorial Universidad Nacional de Córdoba:
  • BENTEVEO (Pitangus sulphuratus), ave muy conocida de la Familia Tyrannidae que habita en ambientes muy diversos tales como bosques, ríos y ciudades. De acuerdo a la región donde habita son los nombres que recibe, tales como quinto ve, bicho feo, bicho fue, pitogüe, pito juan, etc. Ambos sexos son casi iguales y miden 22 centímetros. Su dorso es pardo, larga ceja blanca que se extiende hasta la nuca, antifaz negro, garganta blanca, ventral amarillo, alas pardas con filetes canela, posee un pico robusto. Es bullicioso, profiere gritos agudos. Nidifica en primavera y verano, su nido es redondo cerrado con entrada lateral, muy desordenado y lo construyen con ramas, plumas, hilos, etc., lo ubica en arboles a cierta altura. Pone 4 ó 5 huevos ovoides color crema con pintitas. Se alimenta principalmente de insectos, lagartijas, ratones, a veces suele pescar y en las ciudades con los restos de comidas dejados por los humanos. Su voz es la onomatopeya de su nombre: “uichu… fuiu…”, suele cantar a dúo.
Muchos recordarán que cuando fuimos niños solíamos cantarle: “bicho feo, carancho asado, tirate al río, sacá un pescado.”





1 comentario:

Por favor, no olvide poner su nombre. Gracias.