El contenido de esta Pinceladita es el complemento de la excursión que redacté en la publicación anterior.
Dejamos el Arroyo Las Tazanas y nos dirigimos al Río de la Suela. Ambos
lados de la ruta estaban enmarcados por un hermoso paisaje serrano, reflexioné:
”no puede ser de otra manera si se trata
de un valle”. Las dos primeras imágenes corresponden a la ladera Oeste y
las dos restantes a las del Este.
Un cartel nos indicó que habíamos llegamos al destino previsto. Los arroyos
aportantes a este sinuoso río nacen en las Sierras Grandes. El cauce del río en
sí es rocoso y tiene pequeños saltos.
Nos esperaba una sorpresa, las
instalaciones del camping parador habían sido reservadas por un grupo de scouts
y por lo tanto estaba bloqueado su ingreso. El tránsito en la ruta era intenso,
propio de un fin de semana.
La mayor parte de los integrantes
del grupo venían preparados para darse un chapuzón, no les molestó el ingreso
vedado y marcharon encolumnados siguiendo el sendero que les indicaba un auto
estacionado, cuyos ocupantes tenían la misma intención.
Debajo del puente una moto Royal
Enfield, lucía como recién sacada del concesionario. Les solicité a dos
integrantes del grupo su colaboración para hacer un par de fotos. He aquí el
resultado.
Desde la margen del río, se
apreciaba una hermosa vista panorámica de las sierras, mientras las nubes
jugaban a la escondida y por momentos dificultaban hacer fotografías, de pronto
se deslizaban rápido o desaparecían. Los niños disfrutaban del río bajo la
atenta mirada de los mayores, otros aprovechaban sus costas para hacer
senderismo. Entre las hierbas que perfumaban el ambiente, resaltaban los
cardos.
Consideré que era conveniente
alejarme del mundanal ruido y me dirigí al camping, a pesar del candado el
alambrado daba para una travesura y allá fui. Me introduje en una zona de
árboles autóctonos y pajonales, no podía haber hecho nada mejor.
Fui bordeando el río, que en ese
sector tenía escasa profundidad y dejaba escuchar susurros, un espectáculo, me
senté sobre la hierba a disfrutarlo. Me transportó a la primera fila de la
platea de un teatro. La cámara fotográfica quedó relegada.
Seguí el recorrido del río, se
ensanchaba, perdía velocidad, pero seguía siendo un regalo para mi vista.
Me adentré al pajonal y sorpresa,
entre la maleza encontré distintas versiones florales serranas, provenientes de
plantas silvestres, cactus, suculentas, etc.
De pronto en mi camino apareció una
curva y el río presentaba, como en las llanuras, un meandro; el agua con la
fuerza de su corriente trataba de erosionar una maciza roca, prolongación de
los cerros, que se interponía en su recorrido.
Estaba muy cerca del camping y
próximo a la hora del regreso, por lo tanto nada mejor que pegar la vuelta. Vale
la pena comentar que en todo el recorrido no relevé árboles implantados y con
respeto a la fauna solo me crucé con un par de escurridizas lagartijas.
En el camino de vuelta (hacia el
oeste) había comenzado a ponerse el sol detrás de las sierras, se presentaba la
oportunidad de hacer fotos.
Emprendimos la vuelta, próximo
destino: Estación Astrofísica de Bosque Alegre.
Luego de recorrer unos kilómetros
de camino sinuoso, arribamos a la Estación Astrofísica, dependiente de la
Universidad Nacional de Córdoba. Está emplazada en un predio de 15 Ha y su
altura sobre el nivel del mar es de 1.350 metros. Fue inaugurada en el año 1942
por el primer astrofísico argentino, el Dr. Enrique Gaviola. Acotación: tuve la suerte de ser alumno del Dr. Gaviola
en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. La mayor parte del
instrumental fue construido y ensamblado en el lugar, entre los cuales se
destacan un reflector de 76 cm de diámetro y un telescopio de 1,5 m de
abertura.
Habiendo prácticamente ausencia de
luz natural para exteriores, y muchas personas para las del interior, las imágenes
las dejaré para hacerlas en otra oportunidad.
Algunas fotos históricas.
Vale la pena recordar que durante
los incendios que se produjeron en Córdoba en el año 2021, la Estación
Astrofísica estuvo rodeada por las llamas. Se adjuntan dos imágenes obtenidas de Internet.
Emprendimos la última etapa del
recorrido hacia Falda del Carmen, para visitar el Almacén de Quito. Durante el
viaje se los contactó para avisarles que pasaríamos por sus instalaciones. Nos
enviaron información para que preparáramos las papilas gustativas y la
billetera. Nota: los precios corresponden al año 2019.
La construcción es centenaria,
originalmente fue almacén de ramos generales, luego bodegón, más tarde pulpería
a la cual sus clientes concurrían a caballo o a pie, era su principal sitio de
entretenimiento. Continuó como despensa hasta que llegó Don Quito quién comenzó
con los sándwiches, abundantes y deliciosos en sus contenidos, de variadas
combinaciones y de calidad. Una fiesta para el paladar.
El lugar se convirtió en un
parador turístico, que sigue conservando su estructura, puertas, ventanas y
pisos originales, además de los muebles y mostradores, especialmente uno de 150
años de antigüedad con estaño. Hay antiguas paneras y carameleras. Exhiben
también objetos antiguos. Por la hora que llegamos estaban cerrando y nos
atendieron en la galería de ingreso.
Adjunto fotos realizadas en Falda
del Carmen en anterior oportunidad. La primera es de Don Quito y las dos
restantes de establecimientos en sus alrededores.
Conclusión: Conocí el nuevo viaducto y lugares serranos que me permitieron
disfrutar de contacto estrecho con la naturaleza a menos de un centenar de
kilómetros de mi hogar. Hice nuevas amistades, y me llené de orgullo cuando la
guía de la Estación Astrofísica recordó con elogios a quien fuera mi profesor
de Física. Intenté documentar con fotografías parte de la actividad realizada en
solo media jornada.
Felicitaciones. Excelente recorrido, imágenes de un gran fotógrafo. Gracias Ignacio por compartir tus viajes. Un gran abrazo
ResponderBorrarEstimado Ignacio ¡ Espectacular, como todas tus publicaciones ? Felicitaciones por tan linda dedicación en tu tiempo de jubileo ¡
ResponderBorrarDivinas las fotos!!!
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