Un artículo publicado en un importante diario argentino sobre el tema de Las Tejedoras de Santa Bárbara nos incentivó a conocerlas en nuestro viaje a la provincia de La Rioja. Santa Bárbara es un pequeño poblado ubicado al pie de las Sierras de Los Llanos en el Departamento Chamical que manifiesta su identidad a través del trabajo de las tejedoras en telar rústico.
Antes de llegar a la ciudad de Chamical abandonamos la ruta de pavimento y recorrimos unos 5 km de un camino de tierra para arribar a un caserío que parecía detenido en el tiempo, calles desiertas, casas cerradas, ausencia de habitantes, etc. Todo tiene su explicación, era 24 de mayo, los colegios aledaños a los cuales concurren los niños del pueblo estaban celebrando la fecha patria y sumado a que era hora del almuerzo.
Santa Bárbara debe tener alrededor de 200 habitantes, la mayoría de ellos habita humildes casas construidas con sólidos materiales, no cuentan con muchos de los servicios que hoy en día son considerados imprescindibles, transitan por calles bastante deterioradas y no existen prácticamente comercios.
Recorrimos su polvorienta calle principal que finaliza en la pequeña capilla levantada en honor a la Santa de las Tormentas que da nombre al lugar. Tuvimos oportunidad de conversar con un matrimonio lugareño que, al escuchar el motivo de nuestra visita, la señora comentó que era parte de la comunidad de artesanas textiles que trabajan diariamente en su telar criollo realizando ponchos, peleros, pie y mantas para camas, alforjas y demás tejidos artesanales. Un total de 20 tejedoras integran una cooperativa que se dedica a esta ancestral tarea.
Nos invitó a conocer su humilde y pequeño taller donde tenía instalado un modesto telar tradicional que prácticamente ocupaba la totalidad del recinto. A través de una abertura, que algún día se transformará en ventana, recibe luz que le ayuda a corroborar la exactitud de los tejidos. Explicó que el cruzamiento de la urdimbre (hilos verticales) con la trama (hilos horizontales) hace posible la tela tejida. Su materia prima es la lana, principalmente de oveja, que es lavada, hilada y teñida. El teñido se hace en una olla con agua hirviendo y utilizando tintes naturales de plantas autóctonas con propiedades tintóreas. Finalizamos la visita admirando sus trabajos, algunos de los cuales por la complejidad de su diseño le llevan entre 45 y 60 días.
Como corolario de estas fotografías nada mejor que la reproducción de una pintura (óleo sobre tela) que data del año 1884, muestra un hombre trabajando en un telar, su autor es Vincent van Gogh. Se exhibe en el Kröller Müseum – Holanda.
Imagen tomada de Internet – commons.wikipedia |
Otras fotos del lugar.
Al abandonar esa pequeña población rodeada de un magnífico entorno natural, sentí que había podido comprobar la exactitud del comentario del diario que hacía referencia a la calidad de los trabajos que habían sido presentados en la Exposición Rural de Palermo en Buenos Aires y el destino internacional de muchos de ellos. Comprobé también la tranquilidad y felicidad que trasmitían las personas que atendieron mi inquietud y que hacer algo con las manos genera satisfacción y realización personal, más aun si el oficio artesanal ha sido transmitido por remotas generaciones familiares.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, no olvide poner su nombre. Gracias.