Hace unos años decidí tomar una excursión de fin de semana para visitar las sierras del Sur de Córdoba. Después de recorrer el establecimiento “Los Cocos”, La Comarca de Los Pintores, la localidad de Los Sauces, la Iglesia Nuestro Señor de la Buena Muerte y un par de Caseríos construidos a fines del siglo XIX, arribamos con las últimas luces del día a la localidad de Achiras ubicada en el Dpto. de Río Cuarto y al pie de la sierra de Los Comechingones, a una distancia de 272 Km de la ciudad de Córdoba. Su población era del orden de 3.000 habitantes.
En las primeras horas del día Domingo
salí a recorrer las inmediaciones del hotel Aymará y tuve una grata sorpresa
con el trazado y empedrado de sus calles, la edificación de casas particulares
y comerciales, algunas de líneas coloniales y otras recordando antiguas
edificaciones ferroviarias de la época en que un ramal del F.C.C.A., desde el
año 1913, unía el pueblo con localidades del litoral del país.
En una de sus explanadas me
sorprendieron mosaicos realizados para conmemorar el año del bicentenario.
Y… llegó la hora de ponernos en camino
a La Posta de los Nogales distante 4,3 km de nuestro alojamiento. Éste era parte del Camino de las Postas, que unía Buenos Aires con Mendoza en época
de la Colonia y fue utilizado por San Martín, cuando preparaba el ejército para
el cruce de la Cordillera de Los Andes y la campaña libertadora a Chile y Perú.
Las fotos son descriptivas del camino,
y de facilidades ganaderas para realizar ferias.
Nos detuvimos en un comercio con instalaciones
de mesas bajo la sombra de una tupida arboleda y custodiada por una brigada de
gansos. El patio con un perro guardián vigilando los juguetes de los niños, la
bicicleta, las gallinas y el tendedero. Todo una postal de un hogar campestre.
Arribamos
a La Posta Los Nogales, ubicada al costado del Camino Real desde el año 1574,
fue construida con adobe y el techo de tirantes de madera, paja y barro. El
cuidado y mantenimiento es realizado por los descendientes del primer
propietario, la familia Gigena. Al margen de la posta está instalado un museo
que exhibe documentos y objetos de cierta antigüedad, mayormente aportados por
los habitantes del pueblo. En la zona externa llaman la atención dos mangrullos
montados, plaquetas, homenaje del Gobierno Provincial y del Municipio, y un carretón.
Al
ingresar al Museo, es de interés la lectura de un cartel que describe el paso y
estadía del Gral. San Martín en el lugar. Se destaca una foto con la imagen
original de la posta y un recibo de la compra por parte del Gral. de 8 caballos
de tiro y 4 de silla, como así también copia y fotografías de distintos
documentos relativos a la campaña libertadora.
En
cuanto al resto del museo, se destaca un área con máquinas de coser, otra con
monturas en las cuales la base es de acero moldeado a mano, un piano, faroles
de alumbrado, lecheras, cacerolas, marmitas, una serie de herramientas de mano,
enseres del hogar, etc.
Una
vez recorrido el museo continuamos por el antiguo Camino Real, recorridos unos
200 metros un cartel nos indicó que ingresábamos al Circuito Los Nogales – Las
Leoneras, formación rocosa de una longitud de 1.500 metros que decidimos
hacerlo caminando.
El
cartel también indica los minerales que integran las rocas y el nombre con los
cuales identificaron algunas de ellas por su forma.
Ambos
costados del camino estaban cubiertos de plantas nativas, arbustos, pajonales,
pastizales, hierbas. Identifiqué ejemplares de: espinillos, cortaderas,
romerillos, cola de zorro, crataegus, y otros.
Otras
imágenes muestran una estancia y ganado pastando en la misma.
De
regreso al pueblo, nos detuvimos en un local de venta de artículos regionales.
Después
de comprobar la calidad gastronómica en uno de sus restaurantes nos dispusimos
a recorrer el pueblo y relevar áreas históricas. Un cartel nos indicó que en ese
lugar durante el período 1832–1869 funcionó La Comandancia del Fuerte de
Achiras, unos metros más adelante estaban sus instalaciones hoy transformadas
en el Museo del Desierto.
Ingresamos
y se nos presentó un cartel que informaba sobre el Edificio de la Comandancia
del Fuerte que forma parte de un Registro Arqueológico de Achiras. En su origen
era una casa de barro con paredes que llegan a medir 80 cm de ancho y cubiertas
de techo de paja, al cual se le fueron agregando dependencias revocadas y
pintadas. El solar fue donado en el año 1997 a la Municipalidad de Achiras, que
transformó la propiedad en el año 2000 en Museo del Desierto con el fin de
resguardar su historia. Una de sus paredes tiene pintado un enorme mural que
muestra el arreo de ganado en el Paraje el Pantanillo.
Por
ser día domingo, había salas cerradas y por lo tanto no exhibían la totalidad del material, se destacaban trozos de
vasijas en cerámica pintada, morteros indígenas, cuadros representativos de
antiguas leyendas.
Se
trabaja en el interior de distintas salas, con iluminación, pintura, aberturas
de madera, y además exhibiendo partes de la construcción original en solado,
dinteles y otros.
Señalada por madera del lugar indicaba que estábamos frente a la Casa de los Uribe construida en barro y piedra en el año 1887, se accede por calles empedradas, consta de grandes puertas, rejas y aljibes. En su origen, al margen de ser casa familiar, fue almacén de ramos generales, casa de pensión, después escuela primaria. Actualmente es propiedad municipal, y sus actividades son Museo Histórico, Centro Cultural, Archivo Histórico, Biblioteca, Teatrino, Oficinas. No pudimos acceder por ser día domingo. Solo una foto de su jardín a través de rejas.
Seguí
caminando y pensando si me estaba desplazando como lo hacía la antigua frontera
contra los pueblos originarios. Arribé a una plazoleta frente a un cartel el cual
indicaba el traslado en 1830 del Fuerte desde El Pantanillo a esta localidad.
Dicho Fuerte se reconstruyó tres veces. Ese movimiento se veía como una defensa
más para el pueblo. Foto y a reanudar el camino. Encontré la Plaza Roca, en la
misma se dispuso un monolito de piedras, traído desde el Fuerte original, y una
pieza de artillería que complementa la decoración de la plaza.
Observé
en las proximidades de la Plaza Roca, una superficie amplia cubierta de
adoquines, la imaginé como un área de esparcimiento o de reuniones masivas.
Cuando la recorrí detecté que había una placa en piedra que rendía homenaje a
dos tenientes nativos de Achiras fusilados por el Gral. Facundo Quiroga en el
mes de Mayo de 1831 en Mendoza.
Entre
las edificaciones y al frente de la Plaza, se erigía la Iglesia de la Merced,
era justo la hora del reencuentro del grupo para visitarla. Originalmente fue
levantada una capilla en El Pantanillo en el año 1770, distante 5 km. de donde
nos estábamos reuniendo.
La
construcción de la iglesia actual fue en el año 1830, su fachada y campanario es de tipo colonial. En el año 1843 fue entronizada la imagen de la Virgen de la Merced. Al cumplirse 150 años, el 24 de septiembre de 1993 en homenaje a su Patrona fue colocada en el atrio la placa cuya imagen se adjunta.
Cuando ingresé me sorprendió el aseo y prolijidad, como así también la simetría del arreglo de las imágenes religiosas de culto.
En otra dependencia de la Iglesia,
pude admirar objetos trabajados en madera, en porcelana, en bronce.
Para acceder a la Sacristía traspuse
una puerta que mostraba la calidad del trabajo en su madera. En dicha área
lucía un reloj de péndulo, cuya caja también era una demostración de arte en
madera, y otro objeto digno de fotografiar era un Cristo, de los utilizados en
procesión.
La última imagen que hice de la
Iglesia fue en dirección a la zona de ingreso/egreso.
Considerando
que quedaba poco tiempo para emprender el regreso a Córdoba, decidí caminar y
relevar fotográficamente zonas edilicias.
Tuve
la oportunidad de registrar dos puertas mellizas, desde la vereda hasta el tragaluz
todos los elementos que constituyen ambas puertas son idénticos.
Más
adelante, armé un collage con una puerta y tomas donde se destacan el farol, el
llamador, el trabajo artístico de la reja de protección y los cristales.
Luego
me llamó la atención el nombre de una casa: “Felicitas” y más aún la actividad
que desarrollan: “Alquiler de libros”.
Continuando mi camino llegué a la calle Cabrera altura 159, una casa que tenía adornadas hasta las plantas que exhibía en su entrada. Sus puertas estaban complementadas con un vitraux que lucía muy antiguo, con llamadores de ángel, atrapasueños y visillos bordados; un conjunto muy interesante.
También me sorprendió una de sus ventanas, muy colorida por efecto de sus macetas.
Mi
próxima detención fue ante el atelier de un escultor. Más adelante me llamó la
atención la cartelería con indicación de distancias, nombres de calles, sentido
de la circulación y otro, comercial, con los productos que ofrecían a la venta.
Incursioné
en el Barrio Los Rosarinos, la primera imagen corresponde a la Plaza Almafuerte,
las restantes responden al desarrollo del barrio, casas modernas y cabañas para
el turismo.
Las fotos siguientes muestran un sendero que lleva a la Cascada Los Coquitos, así llegué al Puentecito de Los Rosarinos construido para salvar en época de lluvias las crecidas del Arroyo Los Coquitos. Es interesante observar la vegetación de pastizales y ejemplares arbóreos característicos del monte serrano.
Desde
el Puentecito hice las imágenes que abrieron y cierran La Pinceladita, se trata
de la ex-casa del Sr. Isidro Calero, emblemática de Achiras; hoy funciona en
ella una dependencia municipal.
Conclusiones. Achiras es
un pueblo simpático, tranquilo, lindo, en el cual se entrelazan su historia y
su cultura. Las plazas y las fachadas de sus casas nos transportan a tiempos
pasados. Lamentablemente no pude recorrer muchos de sus paisajes turísticos,
ideales para cabalgatas y/o senderismo, como tampoco pude disfrutar del avistaje
de la gran diversidad de aves.















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