El 8 de Agosto del año 2015, estábamos de visita en casa de mi hijo menor en la ciudad de Chilecito. La tarde era soleada e invitaba a merendar en algún lugar integrado al paisaje serrano.
Fue
una mini excursión a la Finca Huayrapuca, localizada en el departamento de
Famatina – Provincia de La Rioja. Huayrapuca, en quechua significa “viento
colorado”. Viene a ser la diosa o espíritu del aire, vive en las altas cumbres
y en los profundos abismos cordilleranos.
Después
de recorrer alrededor de 40 km un cartel rudimentario aplicado a un árbol
frutal que presagiaba la primavera, nos indicaba la proximidad de nuestro
destino. A ambos lados de la ruta que cruzaba la finca se levantaban unas
gramíneas altas como barrera contra el viento.
Arribamos a una finca dedicada a la cosecha de nueces y turismo rural. Abrimos la tranquera e ingresamos al estacionamiento, en sus inmediaciones nos llamó la atención una plazoleta con un mástil de considerable altura, un sulky de mediados del siglo pasado, todo ornamentado con cactus de diversas especies y tamaño. La vista del cordón montañoso, indescriptible. Superada la conmoción inicial, observamos todo lo que nos rodeaba, bancos rústicos construidos en madera de la zona, un carro en exhibición, la mayor parte del terreno recubierto con trozos de cáscara de nueces. Todo acompañado del rumor del agua proveniente de los deshielos de la alta montaña, que se desplazaba por una acequia construida en piedra y atravesada por rudimentarios puentecitos de madera.
Nos
dirigimos al ingreso principal de la finca, que estaba embanderada con las
enseñas de Argentina y de la Provincia de La Rioja. En la entrada está
instalada una campana para anunciarse.
Atravesado
el ingreso nos encontramos en un patio al cual daban una serie de habitaciones
de paredes de adobe, senderos y zócalos de distintas alturas ambos en piedra,
igual que en el resto de toda la construcción. Se exhiben una serie de
elementos decorativos antiguos, como una campana en hierro forjado con soportes
especiales, al atardecer proyectaba una sombra artística. Una construcción
metálica ferroviaria a la que se le adicionó una barra de acero con un
indicador direccional hacia el comedor y a lugares de interés fotográfico. Varios
carteles entre los que se destacaban dos referentes al Correo.
En el patio siguiente, se destacaba un pórtico y pared, testigos de una construcción antigua de adobe y piedra. La viga, trabajada con hacha en madera dura de la región, tiene una inscripción en todo su largo. Por más que intenté descifrarla no lo logré, solo algunas palabras aisladas. Incorporé la imagen de los dos extremos, en el primero de ellos (izquierda) dice: AVE MARIA … y en el derecho: AÑO 15… Un pedazo de historia de la provincia de La Rioja.
El patio es hermoso, con sillas, mesas, bancos y sillones para disfrutar de cada momento del día al aire libre. Nos sorprendió un banco hecho con mucho ingenio, en base a un respaldo metálico de una cama, en el cual posaron los familiares.
Continuando en nuestro recorrido, encontramos plantas de cactus y crasas.
Decidimos curiosear las habitaciones de huéspedes. La sorpresa fue el mobiliario antiguo, transformaciones ingeniosas a electricidad de los viejos faroles llamados sol de noche, mantas realizadas en telares, etc. Las vistas a través de las ventanas son espectaculares, la plantación de nogales, las gramíneas, una alameda que se confundía en el horizonte con el cordón montañoso. Mi nieta disfrutaba jugando a modelar (en esa fecha contaba con 8 años).
Seguimos recorriendo las distintas aéreas en las inmediaciones de las edificaciones principales, a continuación fotos que las describen:
Bomba
para extracción de agua.
Asador, horno de barro y facilidades para cocinarse lo que uno quiera.
Otras vistas del sector de habitaciones y cactáceas.
El comedor cuenta con una carta acotada y variada, predominan los sabores riojanos, locro, humita, empanadas. Muy bien decorado con ítems antiguos y tapices. Tiene televisor, wifi, libros. Sorprende una balanza a plato sobre un viejo banco de carpintero y un farol ferroviario, actualizado su funcionamiento a corriente eléctrica.
Decidimos
merendar al aire libre en uno de los patios de césped, lugar maravilloso con
vista a la pre-cordillera, donde se destaca el Cerro Famatina. El paisaje se
conjuga con el silencio, nada mejor para un té acompañado entre otras cosas con
distintos tipos de panes y dulces caseros. La atención de las meseras fue muy
buena, dispuestas y sonrientes. Mis nietos disfrutaban de las fotos.
Emprendimos un pequeño recorrido por la zona destinada a la producción.
Área
destinada a trozar troncos para la obtención de leña para uso propio. Después
de la actividad nada mejor que un descanso reparador sobre troncos grandes y
también pequeños.
Nos acercamos para documentar con una imagen de un soporte metálico con ruedas que originalmente se utilizaba para transportar un barril. Esta acción nos dio la oportunidad de fotografiar la plazoleta desde otro ángulo y de hacer otras fotos familiares.
Atravesamos una acequia por un puente fabricado con material ferroviario principalmente con vías de hierro. Me pareció oportuno insertar un cartel alusivo al cuidado del agua, publicado por los dueños de la finca en internet. Vale la pena comentar que los nogales necesitan un suelo bien irrigado y drenado.
La
superficie destinada a la plantación de nogales está bien subdividida y delimitada
por alambrados, con su correspondiente tranquera que permite el acceso a los
caminos internos de tierra, amplios y bien mantenidos. Entre las imágenes también
se pueden ver un secadero para nueces, una atalaya ideal para observar distintas
zonas de la finca y sus alrededores, y la protección de las bicicletas todo
terreno que pueden ser utilizadas por los huéspedes.
La siguiente imagen muestra un cielo bien representativo de nuestra bandera. El tamaño de las plantas de nogales indica una rotación permanente, el rotulado de la tierra pareciera mostrar que espera el sembrado de alguna leguminosa que le aporte materia orgánica.
En el final del recorrido de uno de los caminos nos dimos con que integrando el paisaje natural se levantaba una alameda, la foto invitaba a hacer un par de intervenciones.
Algunas fotos conjunción de paisaje y familia.
Los niños pretendían utilizar algunos juegos de plaza fabricados in situ con materiales reciclados.
El establecimiento cuenta además con árboles frutales, aves de corral y animales de granja, que no pudimos visitar por razón de tiempo. Nos contentamos con la siguiente foto de palomas silvestres.
Cuando nos retirábamos, se nos presentó una cartelería que promocionaba viajes en vehículos 4x4 para los visitantes. En el estacionamiento encontramos motocicletas pertenecientes a un grupo de motoqueros.
La
foto de despedida con algunas bolsitas de productos de elaboración propia,
dulces, tomates secos, nueces.